¡Lo logramos!

Logramos superar un año de restricciones para quedarnos en casa. Un año de incertidumbre y pérdida. Un año de decepción y esperanza. Algunos de nosotros tuvimos el peor año de nuestras vidas, para otros fue un reinicio muy necesario. Dondequiera que se encuentre en ese espectro, solo queremos decir, USTED LO LOGRÓ. Y no podríamos estar más emocionados de que seas parte de nuestra familia en todos los altibajos que ha traído esta temporada.

En este mes del año pasado, no estábamos seguros de cómo sería la vida o cuánto tardaría el mundo en volver a sentirse normal y, de alguna manera, todavía no estamos seguros de lo que podría suceder a continuación. Pero vimos algo el año pasado que resultó más cierto de lo que cualquiera de nosotros hubiera pensado anteriormente: Dios es fiel. Está presente y cerca en los tiempos más difíciles. Él sigue siendo nuestro buen pastor y nosotros permanecemos cerca de su corazón sin importar lo que esté sucediendo en el mundo.

Estoy tan lleno de esperanza mientras espero la próxima temporada porque el poder del evangelio nunca ha disminuido. Jesús ha vencido el poder del pecado y la muerte y esto siempre será un motivo de celebración y un motivo para mirar al futuro con gozosa anticipación. Esta es una gran noticia, ¡siempre quiero gritarla desde los tejados! Y esto es a lo que quiero invitarnos a todos a hacer como comunidad mientras nos preparamos para celebrar el día de la Resurrección de Jesús: Compartamos esta esperanza que tenemos. Devuelva la alegría y la esperanza a nuestras familias y comunidades invitándolas a conocer al Hombre que lo cambia todo, el Hombre que sabe lo que se siente tocar la muerte y vencerla. Sea lo que sea lo que ha traído este año, esto es lo que nos dice: “Les he dicho estas cosas para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán tribulación. Pero anímense; Yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33).

¡Él ha vencido al mundo! Y nosotros también podemos vencer, no por nuestra capacidad, sino porque Él ya lo ha hecho. Al compartir esta esperanza con las personas que nos rodean en casa, en las calles, en las tiendas de comestibles, ¡veremos de lo que es capaz! Su corazón es restaurar corazones rotos, liberar cautivos y devolver lo que se ha perdido. Lo vimos en nuestra comunidad el mes pasado en nuestra reunión de oración corporativa donde muchos recibieron sanidad y tuvieron un encuentro con Jesús, pero el poder de Dios va más allá del edificio de nuestra iglesia. El Espíritu Santo vive en cada uno de nosotros y todos podemos ver lo que puede hacer si lo invitamos al trabajo con nosotros o a preparar la cena con nosotros. Le insto a que no guarde esta luz para usted mismo, sino que salga y tenga una aventura con Jesús, vea lo que Él puede hacer y cuán brillante brilla Su luz sin importar cuán oscuro sea el lugar:

“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”. (Juan 1: 4-5)