El honor basado en 1 Pedro 2-3…
Por el Pastor Netz Gómez:
Para mi familia, el mes de julio está lleno de cumpleaños, desde el de mi hija más pequeña, hasta el mío – es un mes donde celebramos a todas las generaciones. En este tiempo en particular, me doy cuenta de que tan diferentes somos mis hijas y yo, como la diferencia en nuestra cultura y como crecimos, se puede volver en un obstáculo a nuestra unidad o una oportunidad para aprender unos de otros. Gracias a Dios, he escogido recibir estos tiempos como una oportunidad para aprender, y siento que es una invitación no solo para mi, sino para todos los miembros de esta comunidad.
Mi hija menor es una persona muy apasionada y ella nos ha enseñado mucho sobre cómo podemos crear una cultura de amor, celebración, y unidad en nuestra familia en lugar de tener tensión, rencor, y división. Su celo por hacer que cada miembro de nuestra familia se sienta celebrado y afirmado ha catalizado una cultura de celebración en nuestra familia y me ha enseñado que tan importante es recibir el corazón del Padre para la generación Z y todos los jóvenes a mi alrededor. Es mucho más importante ver el oro y el tesoro que son nuestros jóvenes que espantarnos o ponernos a la defensiva por la diferencia entre ellos y nosotros.
Mientras que todos los cumpleaños pasaron en mi familia, este mes también estuvimos aprendiendo sobre el honor basado en 1 Pedro 2-3. En estos capítulos Pedro habla sobre todos los aspectos de nuestras vidas, desde nuestro trabajo, al gobierno, a la cultura dentro de nuestros hogares, y nos llama a ser un pueblo marcado por humildad y honor. Me pregunto si esta es una postura que tenemos entre esposos y esposas, al igual que entre padres e hijos. ¿Cómo sería nuestra paternidad si fuera marcada por la humildad, o si nuestra prioridad fuera ser de buen corazón con una actitud humilde (1 Pedro 3:8)?
Les invito a tomar un memento hoy para meditar 1 Pedro 3:8-9 y preguntarle al Señor, “Cómo puedo iniciar esta cultura en mi familia? ¿Cómo puedo cultivar unidad en mis amistades?” Es solo de esta manera que podemos cultivar una cultura en nuestras casas que permanezca firme ante la influencia del mundo. No se trata de batallar contra la influencia ajena con nuestras palabras o argumentos, sino ser la alternativa comprobada como la mejor manera de vivir por el fruto que tenemos.
Esta es mi invitación para nuestra comunidad: vamos a buscar unidad entre las generaciones, y así vamos a ver como Jesus nos transforma y preserva para el Día de Cristo a nosotros y a nuestros hijos.
Fil. 2:15 “Así serán hijos de Dios, sin culpa y sin falta viviendo entre una generación perversa y mala. De esa forma brillarán entre ellos como estrellas en un mundo de oscuridad.”
ENGLISH:
For my family, the month of July is full of birthdays, from my youngest daughter to mine – it is a month where we celebrate every generation. It’s during seasons like this that I realize how different my daughters and I are, how our culture and how we grew up can become an obstacle to our unity or an opportunity to learn from each other. Thankfully, I have chosen to receive these times as an opportunity to learn, and I feel that it is an invitation not only for me, but for all members of our church community.
My youngest daughter is a very passionate person, and she has taught us a lot about how we can create a culture of love, celebration, and unity in our family instead of tension and division. Her zeal for making each member of our family feel celebrated and affirmed has catalyzed a culture of celebration in our family and has taught me how important receiving the heart of the Father is for Gen Z and all the young people around me. It is much more important to see the gold and treasure that our young people carry than to be scared or defensive because of how different we may feel that they are.
As my family was having a month full of birthdays, our church community was also learning about honor based on 1 Peter 2-3. In these chapters Peter speaks into every area of our lives, from our work, to the government we live under, to the culture within our homes, and calls us to be a people marked by humility and honor. I wonder if this is a position that we have between husbands and wives, as well as between parents and children. What would our parenting look like if it was marked by humility, or if our priority was to be kind-hearted with a humble attitude (1 Peter 3:8)?
I invite you to take a moment today to meditate on 1 Peter 3:8-9 and ask the Lord, “How can I start this culture in my family? How can I cultivate unity in my friendships?” It is only in this way that we can cultivate a culture in our homes that stands firm against the influence of the world. It is not about battling against the influence of culture with our words or arguments, but rather showing a better way to live through the fruit that we bear in our lives.
This is my invitation to our community: let’s seek unity among the generations, and see how Jesus transforms us and preserves us and our children for the Day of Christ.
Phil. 2:15 “That you may be blameless and innocent, children of God without blemish in the midst of a crooked and twisted generation, among whom you shine as lights in the world.”