Él es mucho más grande que nuestro mayor Sueño

¡Familia de Houses of Light!

Bienvenidos a un nuevo año, bienvenidos a una nueva oportunidad de ver la bondad de Dios. Hemos enfrentado muchos desafíos en el último año, tanto como individuos como nación, pero nuestra historia no termina aquí. América no es nuestro sueño. La prosperidad y la riqueza no son para lo que vivimos. Estamos buscando una ciudad cuyo constructor y hacedor es Dios (Heb. 11:10-11), esperamos el día en que Él regrese y corrija todas las cosas incorrectas. Su plan y Su bondad no operan en nuestra línea de tiempo o dentro de los confines de nuestra imaginación. Él es mucho más grande que nuestro mayor sueño, mucho más amable que nuestras mejores ideas sobre la bondad. Y Él es lo suficientemente grande como para contener nuestra incertidumbre sobre el futuro y al mismo tiempo señalarnos hacia la esperanza.

Él no nos está pidiendo que finjamos que nuestras preocupaciones no son importantes, en realidad nos está invitando a traer todas nuestras preocupaciones y temores bajo la cobertura de Su historia. ¿Qué pasaría si realmente creyéramos que Él es quien dice ser? ¿Cuánto esperaríamos si abrazáramos de todo corazón Su historia, si supiéramos con certeza que Él ha ido a los lugares más profundos y oscuros para derrotar el pecado, la muerte y la desesperanza, y que con gusto nos sacará cuando nos encontremos allí?

Con todo el amor y cariño de nuestro corazón, queremos enviarte este ferviente recordatorio: Levanta la mirada. Este es el Dios que seguimos. Esta es su promesa:

Miqueas 4: 1, 4-5 “En los últimos días, el monte de la casa del Señor será el más alto de todos, el lugar más importante de la tierra. Se levantará por encima de las demás colinas y gente del mundo entero acudirá allí para adorar… 4…Todos vivirán en paz y prosperidad, disfrutando de sus propias vides e higueras, porque no habrá nada que temer. ¡El Señor de los Ejércitos Celestiales ha hecho esta promesa! 5 Aunque las naciones que nos rodean sigan a sus ídolos, seguiremos al Señor nuestro Dios por los siglos de los siglos.”

Las promesas de Dios permanecen, y este es el sueño de Su corazón para cada uno de nosotros y para la tierra. Al mirar alrededor del mundo, puede parecer difícil imaginar cómo sucederá esto, pero el consuelo que tenemos es que todas las promesas de Dios son sí y amén (2 Cor. 1:20).